Poesía implícita
IMPLICIT POETRY

18 agosto 2022

Olite, 2020

Tuvo que esperar bastante tiempo la fotografía para que se considerase seriamente que lo poético iba implícito en el mismo hecho fotográfico. Es a partir de Walker Evans cuando esa consideración toma cuerpo. Hizo falta, por tanto, que la fotografía adquiriese conciencia de su poder documental, lo que, en principio, podría parecer algo paradójico si se considera que «lo documental» pide, en principio y por principio, algo así como la «ausencia» del autor. No obstante, el propio Evans se encargaría de introducir un importante matiz en el tema proponiendo el concepto de «estilo documental» como más pertinente que el de «fotografía documental».

La cuestión se centraría, por lo tanto, en la necesidad o no del autor como alguien capaz de dotar a la fotografía de una determinada condición o cualidad poética. Pero, ¿qué es lo que intentamos expresar cuando decimos que lo poético va implícito en el hecho fotográfico? A mi modo de entender, se trata de algo similar a la condición que también se asigna a la fotografía cuando se subraya que el hecho fotográfico es, por naturaleza, de carácter surrealista. ¿Hay algo más surrealista, escribió Susan Sontag, que la pretensión de obtener un duplicado del mundo? Igualmente, podríamos decir, ¿no es radicalmente poético detener el reloj para apropiarnos de un instante, aprehender un fragmento del flujo espacial que nos envuelve?

Creo, en efecto, que esa captura de lugares y de instantes es en sí misma poética, pero también creo que por sí sola no es suficiente. En realidad, dentro de la fotografía caben muchas poéticas. Aunque finalmente todas implican poesía, son distintas, y sus diferencias obligan a elegir una posición al autor, quien, además, al hacerlo, inevitable o decididamente, tenderá a impregnarla con su personalidad, incluso hasta cuando esta sea difusa o inconsistente.

Las fotografías se acercan a lo verbal, aun cuando no son verbales. Palabra e imagen comparten origen y destino. Como imágenes que son, las fotografías participan de ese principio y final. En su raíz surrealista, poética, mágica hay un punto impreciso y remoto de conexión original con lo humano, aunque no sea más que en su imperfección, en su precariedad. ¿Y si, después de todo, esa poética implícita en la fotografía no fuese más que una difusa expresión de todo eso, de carencias y anhelos no cristalizados, condenados a vagar eternamente siendo y no siendo al mismo tiempo?

Photography had to wait quite a long time before the poetical came to be seriously considered as something implicit within the self-same photography. It is only from Walker Evans onwards that this consideration begins to take form. It was very necessary for photography to acquire an awareness of its documentary power, something, in principle that might seem paradoxical when you consider that “documentary” pleads for, in principle and as a principle, something like the “absence” of the author. Nevertheless, Evans himself would take on the task of introducing an important nuance to the theme by proposing the concept of a “documentary style” as being more pertinent than “documentary photography”.

Consequently, the question would be centered on the need or not for an author to be seen as someone who is capable of providing photography with a determined condition or poetic quality. But, what is it that we are trying to express when we say that the poetical is implicit in the fact of photography? As far as I am concerned, we are dealing with something similar to the condition that is also assigned to photography when the fact is underlined that photography is, by nature, of a surrealistic character. Is there anything more surrealist, wrote Susan Sontag, than the aspiration to obtain a duplicate of the world? Equally, we could say: is it not a radically poetic thing to detain the clock in order to take hold of an instant, to apprehend a fragment of the spacial flux that envelops us?

I believe, indeed, that that capture of places and instances is, in itself, poetical, but I also believe that this fact alone is not enough. Within photography lie many poetics. Although all of these imply poetry, they are different, and their differences oblige the author to choose a position. On choosing a position the author will, inevitably or decidedly, tend to impregnate it with his personality, even when that personality is inconsistent or diffused.

Photographs come close to the verbal, even when they are not verbal. Word and Image share origin and objective. Like the images that they are, photographs participate in this beginning and end. In their surrealist root, poetical and magical, there is an imprecise and distant point of connection with the human, even if that is only in its imperfection and in its precariousness. And if, after all, that implicit poetics in photography were nothing more than a vague expression of all that, of yearnings and shortcomings which have not solidified, but rather are condemned to wander forever, being and not being, at the same time?


Publicado en el libro «Estratos. Fotografía y palabras» / Published in the book «Strata. Photography and Words».