Umbra. Principio y fin

13 septiembre 2017

mauricio-dors

Mauricio d’Ors. Umbra.

Dios hizo la luz desde las sombras. Desde las tinieblas, se dice en los libros sagrados. Lo hizo para alumbrar la historia y echar a andar los tiempos, lo hizo también, sin duda, para que la fotografía se pudiera inventar algún día. La luz es la conciencia del universo, el origen de la vida y el principio del bien. Pero al mismo tiempo, la luz lleva consigo su naturaleza efímera. Lo que es eterno es la tiniebla, la noche, la sombra. Hablamos de la noche eterna de los tiempos, nos consta la brevedad de los días y de la luz.

Las fotografías de “Umbra” (Mauricio d’Ors, 2017) son inevitablemente deudoras de la noción de principio, sea este cósmico o fotográfico. Son imágenes que parecen emerger de la sombra en que estaba el caos primigenio. Todas las fotografías de “Umbra”, sumadas, son un vistazo furtivo a ese caos. Su valor individual apenas cuenta. Lo que importa es el conjunto, la suma de sombras y luces en su danza infinita, en sus posibilidades inagotables. Es esa danza azarosa lo que las aproxima equívocamente al juego. Si pudiésemos ver desplegadas en una pared todas las imágenes de “Umbra”, percibiríamos mejor que el mosaico final que conforman constituye una imagen única, siempre cambiante, siempre la misma en su eterno movimiento.

Toda luz está habitada por algún fuego, y todo fuego tiene un principio, que desconocemos, y un final, que sabemos cierto. El mismo fuego del infierno terminará un día, no puede ser eterno. Debemos mirar estas fotografías como se miran los destellos en su fugacidad, los efímeros vaivenes que componen las llamas, irrepetibles por su naturaleza aleatoria, previsibles solo en sus límites. Sombras y luces componen animales, vegetaciones, rocas, cuerpos, fragmentos misteriosamente grandes o pequeños, no se sabe. Obsesiones, deseo, miedos, ilusión, pálpitos… Figuras indefinidas moviéndose al compás de las horas, de los días, figuras a las que estas fotografías no conceden la solidez del ser ni la línea firme del límite.

Nos envían al chispazo inicial pero, al mismo tiempo, se diría también que están prontas a su fin, que han sido registradas en un declive, no en un albor, que algo se acaba. Acaso las luces van a languidecer, a extinguirse poco a poco, cada vez más inciertas, acaso las sombras van a recuperar lo que fue suyo. No habrá ya después un día luminoso. Sin embargo, quedan certezas en la oscuridad. Verdad dice quien dice sombra, escribió Paul Celan. Hace bien el autor al confesarse enfermo de las sombras. Coleccionista de sombras, enfermo de sombras es, al fin, todo fotógrafo.


Umbra. Fotografías Mauricio d’Ors. Texto Carlos Gollonet. Preimpresión Lucam. Impresión Brizzolis. Encuadernación  Ramos. Ed. Mauricio d’Ors (Madrid, 2017)